Irrumpió circundante a su valía
cayó al precipicio del mal obrar
fue por su vanidad, ego y no amar
sensaciones indómitas cedía.
El reflejo de luz a su locura
atendió el suspirar al dar respuestas
se encontró con sus ojos en protestas,
señuelo desgajado al que procura.
A los perfectos rasgos de mi vida
como rapsoda marcas tu voz y horas
con tus dulces palabras de amor moras.
Enamorada noche que fornida
atraes este amor tan libremente
de nuestros cuerpos: ¡pira tan valiente!
Mgig
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