Cada día es diferente al anterior,
la muerte nos presta sus suelas desgastadas
tierna y amable nos salva de la vida
y nos devuelve prestando atención:
a los días que malgastan
las vidas de otros,
días sin treguas ni honor.
El rencor consume hambre
y el hombre territorio sin valor.
La esencia se derrama en los caminos
mancillados en el egocentrismo,
que denotan a la hermandad
como secuela de fe rota,
cuando La Palabra más valiosa
se desprestigia a cambio
del poder que la compra...
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