viernes, 11 de noviembre de 2022

La voz de mi silencio

 Sonrisas... sonríen, trasiegan, transforman, trasnochan, desbordan...

Lágrimas... brotan, corren, se deslizan, invaden, derraman...
Suspiros... laten, inspiran, expiran, deshacen...
Miradas... fluyen, desencadenan, enamoran, atan, liberan...
Caricias... transpiran, protegen, liberan el alma de alma...
Gritos: la transforman.
Silencios: la apaciguan.
Miedos: la encarcelan.
Sufrimientos: la detienen.
Imaginación: vuela, la sostiene...
Tu amor... la libera:
transcribiendo emociones
rodeada de sensaciones,
sucumbida en la luz
desde la profunda oscuridad
desaprendiendo a morir,
escalando, persiguiendo, aprendiendo
a vivir desde el verbo amar
desde este pedacito de silencio,
donde tu pones la voz...
la voz de mi silencio
que se transforma en gotas de ingenio,
guiadas por el oscuro corredor de la trayectoria del tiempo.
Un momento, un silbido, un impulso...!
"Besos"... empapan, destellan, encienden, atan...
el corazón, el alma y la mente...

Mgig María Inmaculada García Gómez.
Libro: La voz del silencio es tu imaginación
Derechos reservado de autor.

jueves, 3 de noviembre de 2022

La araña de las nubes de oro

 

                                      

 

Alex era un conejito que le encantaba Halloween. Lo celebraba de una forma especial, ya que su cumpleaños era el mismo día y éste se convertía en una fiesta divertidísima. Las dos celebraciones se unían. El pequeño decoraba su casa con adornos terroríficos para impresionar a todos sus amiguitos y todos se disfrazaban para la ocasión, no obstante, siempre quería tener el disfraz mejor de todos.

 En el jardín de su casa vivía una vieja araña que solía ponerse al sol cada mañana cerca de un panal de abejitas. Astuta, conseguía su miel a cambio de no comerse a las abejas que caían en su tela. Trato, trato que le era concedido. Con ella la araña tejedora confeccionaba trampas doradas que al sol brillaban con todo su esplendor atrayendo a toda clase de insectos.

 Un día al volver de la pradera se cercioró  que junto a la tela de araña había un palito con una nube dorada en su punta. Lo tomó del suelo creyendo que era una golosina. Se lo llevó a su boca y al degustarlo se quedó sorprendido: ¡era la nube de azúcar más deliciosa que había probado jamás!

 Cada día se acercaba  a la araña y ésta le entregaba una nube de oro; así un día y otro. El chiquitín unas veces se las comía y otras las guardaba para su fiesta. Quería conservarlas para compartirlas con sus amiguitos.

 La noche antes de Halloween Alex se miró al espejo. La cara de la araña apareció de improvisto y le dijo:

-¿Truco o trato?

 -Trato -contestó.

De pronto su cara comenzó a transformarse, le salieron ocho ojos y podía ver con una visión apabullante. Asustado pero a su vez sorprendido, admiró su cuerpo ante una lenta metamorfosis, que poco a poco le convirtió en la gran araña dorada. Los hilos de filigranas de miel decoraban su alrededor en cada movimiento que lograba, sin embargo su voz se apagó.

 Sus patas eran de polen. Su cuerpo de caramelo se componía de escamas dulces, y si las quitabas, siempre eran reemplazadas por otras. Ya sabía que las golosinas estaban garantizadas en la fiesta. Tenía el disfraz perfecto. El disfraz, que tanto había deseado. Se transfiguró en la araña gigante de caramelo y nubes de algodón de oro.

 Al día siguiente pensó que esa noche los dulces desaparecerían si los repartía. Sus amigos comieron y comieron hasta caer hartos y aun así el caramelo no se acababa.  El conejito decidió salir a la calle para poder deshacerse del disfraz, para ello buscó a más animalitos y continuó repartiendo escamas y algodones de oro.  Él sabía que si no se desprendía del traje no volvería a ser el conejito de antes y que solo un día al año podría estar en compañía de sus amigos. Para su desgracia le fue inútil su esfuerzo, entonces se le ocurrió ir a hablar con la araña. Le preguntó que cómo podía fabricar sus telas doradas, ésta le contó la verdad. Alex consciente de toda la trama de la malvada araña se acercó al panal. Habló con las abejitas y les permitió que se posaran en él. Poco a poco la broma y el trato que había heredado de la perversa araña se fue deshaciendo al devolverles todo lo robado.

 ¿Harías un truco trato con un desconocido?

 Moraleja:

Hay que saber a qué puerta tocar y con quién hacer el truco y trato, porque hay trucos que duran una vida y no un rato.


                                                                           Mgig

                                                                             ↭

 

 

 

La Nueva Fe

Suerte

                                           El camino nos echa la suerte.