La elucubración de la avaricia se pasea ante mí, de todas las
formas en las que se atreve a presentarse. He visto a sus intérpretes manoteándose
contra ellos mismos, para salir del paso en su victimismo funcional. Agresores
de conciencias que atisban las imposiciones en metáforas urbanas, de los
derechos con los que empapelan sus propias paredes inquiriendo
contraindicarlas.
Y yo me pregunto: ... Qué agua lleva ese caudal, cuando la realidad se transforma en ficción, porque no existen pruebas físicas para cotejar la evidencia...
Mgig
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