Entre el todo y la nada existe un encuentro vacío de extravíos varios:
están las onzas de cristal que amenizan la ligera arena...
en su caída libre llenando la nada
para vaciarse del todo ante la fuente de tiempo,
de instantes correctos y segundos desfallecidos
de minutos conformados y horas apacibles,
llenas de nada, la felicidad
y odas al todo agónico.
Entre tanto y tanto, el todo intentando llenar a su nada,
va perdiéndose a sí mismo hasta poder completarla,
deshaciéndose en el tiempo al formarse en un mientras,
el tiempo se le acaba...
Mañana no habrá sido nada, para el todo sin remedio.
Somos pequeños espacios de tiempo para algunos,
lagunas de senderos para el viajero que nos explora.
Sueños inalcanzables para el ilusionista ilustrado...
Destiempo, para el pasajero momento que partió,
sin advertirnos en su camino...
Estacionarios en desuso para él que la monotonía partió su roce;
estanques de paz para él que supo contemplar nuestra alma.
Pero solo el tiempo nos hace paladear el aire que nos motiva
en la ilusión y en la esperanza viva, por la libertad del derecho a la vida.
Mgig
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