Contar las huellas en alto
bajo el desnudo de una caricia
que brota como hecho
del tiempo que roza...
Palabras infranqueables
la timidez, envuelta,
en un susurro arrolla los besos
que se dan por primera vez.
Son sus ojos, los más bonitos que haya visto.
No es por su forma ni color, sino porque
su ternura aún reboza de inocencia,
a pesar de que de firme y robusta
se ensañe su presencia.
Diría en cuanto a su distintivo,
la mirada de un chiquillo que vaga
expectante clavada en otra que en el horizonte
de la añoranza se halla recalada, saboreando
los segundos hasta ser apartada en el
disimulo de aguardar,
el sentimiento.
Es su sentido de intimidad de entrega,
cuando se dilatan en la sinceridad
abriéndose paso para iluminar,
a la verdad que responde,
ante la muestra sincronizada
de dos polos opuestos que se huyen
para afianzarse en la apasionada atracción
que los mantiene unidos, y mirar en la misma dirección.
Es así como me baña con tan sutil tacto a mi vista,
que su energía traspasa mis vértices,
haciéndome sentir, por primera vez vestida,
ante la desnudez del tránsito de su mirada.
Mgig